domingo, 16 de diciembre de 2007

Hairspray


Londón acaba y me voy yendo (poco a poco, despidiéndome de la gente, de los árboles de mi calle, del zorrillo que vi ayer al volver a casa, de la iglesia de negros de la esquina, de los judíos vestidos de sabbat, de los judíos vestidos de normal, de los judíos en bici con los faldones y hablando por el móvil) con la sensación de que Impossible is nothing (ay qué ver, qué lástima que una expresión tan acertada esté patentada por Adidas. Igual me llama la SGAE para cobrarme).
En este paréntesis otoñal londinense he descubierto muchas cosas, sitios, gentes y me he descubierto un poco más a mí misma (y es peligroso, porque uno puede llegar al punto de darse cuenta de que, de repente, por ejemplo, no se cae bien, que no ha sido el caso, pero podría haber sido). Uno para, y se mira y mira a su alrededor y se dice, pues va a ser que he sido muy feliz aquí. Y lo dice con una de esas sonrisillas estúpidas que se quedan en la cara cuando te sinceras, y las cosas buenas son buenas de verdad, y no tienes que decirlo para quedar bien, sino porque lo sientes.

Y hay momentos en que te da miedo volver, porque se está muy a gusto en este "pause" subencionado por el ministerio de educación y ciencia. Y hay momentos en que hay que afrontar la vida de verdad, y es lo que toca ahora.

Y tengo ganas de volver, y ver a toda mi gente y a los que todavía no lo son pero puede que lo sean, y hartarme de aguantar anuncios navideños en la tele en español, y pagar rondas sin esperar acojonada a que me digan cuánto es, y retomar todas esas cosas que quedaron en suspenso. Sí, es buen momento para volver. It's a beautiful day.

Y es que estoy aquí, una mañana de domingo, hace sol en Londón, y leo en el blogcss de mi webmaster su última entrada, que básicamente se reduce a una canción de U2 muy bien escogida, y me encuentro atontada escribiendo de cosas que pretenden ser trascendentales cuando yo lo que quería era explicaros cómo en Londón descubrí la laca (Hairspray como producto, no como musical, dios me libre) y de cómo, entre otras cosas, si yo puedo tener pestañas de varios centímetros y el pelo a lo bonnitailer es que no hay nada imposible -venga, la historia de cómo me convertí en modelo de Vidal Sassoon os la cuento otro día, e igual hasta pongo fotos y tó-.

Sólo hay que arriesgar o arriesgarse, o exponerse, o atreverse, o esforzarse, u olvidarse un poco de uno mismo y de todo lo que pensamos de nosotros mismos o pensamos que los demás piensan de nosotros. Como decía un amigo/conocido en su bloc hace tiempo (cuyo enlace algún día recuperaré para esta página porque merecía la pena), hay que reivindicar el derecho a reinventarse cada día. (lo he encontrado...)

Allá vamos.
PD: La foto tampoco es mía, pero el edificio es parte de la Battersea Power Station, uno de los más impresionantes de Londres, otro de esos retos de recuperación del patrimonio industrial, como la azucarera de Alagón. Pero ése es otro tema, y toca ya de vuelta a casa.