jueves, 29 de noviembre de 2007

Bliss (Muse-Origin of Symmetry)


Atardece en Londón y eso que aún no son las 4. Y yo aquí, escribiendo en vez de poner a fregar la vajilla y tender la ropa... Nunca he sido una buena mujer de mi casa, a pesar de la campaña "bañeras blancas" iniciada por mí misma hace unas semanas.

Hoy me he prometido ser breve. Lo justo para hablar de conexiones y de música, de paisajes otoñales y de olor a pueblo. Y es que Londón huele a pueblo, o al menos mi barrio, aunque creo que esto ya lo había dicho alguna vez. Y no sé si los judíos ortodoxos siguen teniendo estufas de leña en casa, si son los árboles que recorren las dos aceras de la calle (pordiosquenoseentere labrigadamunicipaldealagón, que lo arreglan rápido) o si es cosa del horno de la panadería de la esquina (judía, por supuesto, como la carnicería, la pescadería y la tienda de todo un poco). Lo cierto es que me siento como en casa. Y lo cierto es que me va a dar pena irme.
Salgo a pasear para comprar pan o a comprar pan para pasear porque hace bueno, no sabría decirlo. Mis hermanas me regalaron un mp3 para mi cumpleaños, así que Muse se viene conmigo, que no la cámara de fotos, que es lo que me apetecería de verdad. Fotos de judíos. Y las preguntas. ¿A qué se dedican? ¿Se casan por amor? ¿Por qué las mujeres no parecen felices? ¿Cuántos sombreros diferentes tienen? ¿Para qué? ¿Me dejarían hacerles fotos?
Está atardeciendo y yo sólo pienso en que la vida debería tener banda sonora, como en las películas. Silencio cuando hiciera falta, pero música en los momentos estelares. La canción adecuada para el instante adecuado. Muse cuando iba a escalar a Rock en Stock (el rocódromo de Nantes), los Rolling o Nirvana en The Castle, el rocódromo de aquí. ¿Y qué decir de los momentos románticos? ¿Qué decir de los momentos dramáticos? ¿Qué decir de las esperas? ¿De las alegrías? ¿De las angustias? Qué lástima tener tan mal oído. Y las canciones unen, y hacen recordar, y acercan a la gente que está lejos, y recuerdan tiempos felices, o simplemente otros tiempos. Gente a la que no ves, a la que te encuentras en el messenger, que te llama, que te viene a la cabeza, de quien de repente te llega una carta.
EN fin.
Igual no es buen momento para escribir, sino para subirse el cuello del abrigo y de irse a olor el otoño judío de Londres.
O para irse al cine gratis en Londón...

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Breve comentario sobre la vida y costumbres en una ciudad cosmopolita y urbana de un pequeño rincón del mundo (obviamente lo de breve...)


PD previa: Como veo que el temita de la expo ha causado interés, os adjunto aquí encima una de las dudas trascendentales que en la sala se quería plantear al público. Se admiten opiniones...
(Y ahora sí, empiezo...) He decidido reorientar mi vida, asumir las responsabilidades, centrarme de una vez en mi trabajo al cien por cien. Al menos hoy, un par de horicas... Y para ello, ¿hay algo mejor que actualizarse el bloccss? Es una obligación que tenía abandonada, y como ayer la retomé, pues parece que he cogido carrerilla, a ver en qué acaba todo esto.
Todo venía porque, ya que ayer os presenté mis incertidumbres sobre este país en el que no existe la palabra sobremesa (y en el que la Navidad empieza a finales de octubre, a juzgar por los adornos navideños, las lueces en las calles, los anuncios y las pistas de patinaje sobre hielo), quería seguir presentándoos un poco la ciudad y mi vida en ella. Vamos allá.
Hoy tocan relaciones sociales, o lo que en otras palabras se desglosa en dos temas apasionantes: cómo hablar en inglés en Inglaterra -incluso con ingleses!- (siempre me ha hecho más gracia la palabra italiana para esto: Inghilterra, suena más a cachondeo) y cómo hacer cosas gratis en Londres. Sí señor, dos temas apasionantes donde los haya.

1) La primera cuestión, "cómo hablar inglés en Inglaterra" no es moco de pavo, especialmente cuando se viene, como vine yo, a un departamento de estudios hispánicos y los primeros amigos que uno se hace son de cualquier sitio (de España, claro). La historia se complica cuando añadimos la enorme cantidad de españoles y suramericanos que se pueden encontrar en esta ciudad, que todo hay que decirlo, parecemos una plaga (de hecho en Camden venden camisetas haciendo alusión a nuestra afición por este lugar). Aunque, tal vez, todo se reduzca a una cuestión mucho más práctica: que hablamos más y más alto y que por eso es más fácil recaer en nosostros, todo podría ser.... Así que recomiendo encarecidamente a todos aquellos que piensen trasladarse a estas tierras una temporada que busquen casa compartida con extranjeros (yo vivo con una inglesa, youhou!!!! aunque ahí entran el problema nº 2: entenderla, y el nº 3: los diferentes conceptos de limpieza, pero esto sí que merece una entrada aparte...).

Una vez establecidos en Londres uno se dará cuenta que si hablar inglés no tiene porqué ser tan difícil (para eso están las tiendas, los bares, los polícias voluntarios), hablar inglés con un inglés es más jodido y si se busca a alguien de Londres... misión imposible. Creo que conozco a una persona de Londón-Londón, y ni siquiera la he conocido aquí, que la cosa ya venía de antes. Aquí nadie es de aquí, aunque supongo que eso hace las cosas más fáciles y permite que uno se sienta enseguida como en casa.

(De hecho, y poniéndonos serios -tal vez por primera vez en el bloccsss- los inmigrantes aquí, y supongo que podría incluirme, pueden integrarse si quieren -si no quieren, pues oye-, quiero decir, existen mecanismos sociales, posibilidades, para que se integren. Hay gente de todas las nacionalidades desempeñando los más variopintos empleos, desde camarero a banquero, de policía hindú con turbante a profesor. Y aunque hay barrios más pijitos o más residenciales en los que es más difícil ver a gente que no sea blanca, los pisos de protección oficial del ayuntamiento se alternan con las típicas casas adosadas inglesas; y aunque haya barrios chungos -como en cualquier gran ciudad-, y la gente allí suela ser negros, o chinos o pakistanís, las madres solteras de las estadísticas también incluyen, y mucho, a las típicas inglesas rubias de 16 años, no sólo a los de fuera. En cambio, y comparando con mi experiencia francesa, creo que allí están mucho más marginados: los inmigrantes de clase media-baja viven en barrios diferentes, con pocas oportunidades de salir de allí, y claro, luego pasa lo que pasa... en París, por ejemplo. Estaba pensando ayer que en los tres años que he estado cundiendo por tierras francesas no he hecho ningún conocido que no fuera estándar francés/europeo -racialmente o físicamente hablando-. En fin).

Volviendo al tema de la socialización, he de confesaros que descubrir The Castle ha sido muy importante para mí en este aspecto. Un rocódromo gigante dentro de un edificio impresionante o mejor dicho, un edificio impresionante reconvertido en rocódromo (véase la foto de arriba, la del neón, no, que se os van los ojos, la de la derecha...). Eso es The Castle. Y resulta que de cuando estuve aquella vez hace tres años viendo a Víctor , el artista (leer el post de ayer, hombre, que luego os perdéis con las explicaciones, y podéis ver hasta su web) pues conocí a unos amigos suyos que trabajan ahí, uno de profesor de escalada, otro en la recepción y otro en la cafetería (porque sí amiguitos, esto es tan grande que tiene tienda, café, dos pisos y medio y hasta una torre para rappel. Meteros en la página y ver la galería de fotos, que no tiene desperdicio).
Total, que yo fui a informarme porque Víctor trabajó también allí y me encuentro a esta gente: un francés y dos húngaros (y ahora una española, esto parece un chiste de ésos). Así que no sólo tengo amiguetes para escalar, sino que me corrigen, me enseñan a calentar (no seáis mal pensados) y a estirar, y además estoy en la lista VIP -entro gratis cuando quiera-. Vamos, que no me lo creo.
Y aquí entramos en la parte 2. Cómo hacer cosas gratis en Londres.
2) Como habéis podido comprobar, en parte la cuestión es un poco cosa de suerte y un poco cosa de saber moverse. Si no se tiene ni una cosa ni la otra, siempre queda la Time Out, que ya he dejado de comprarme porque en Internet es gratis y además te desborda menos. Uno pone la fecha y free, y oye, que le aparece todo lo habido y por haber en Londón, eso sí, a veces se tienta a la suerte.
COmo ayer...
Uno piensa que va a ver un cuentacuentos en una biblioteca del centro (al lado de Leicester Square, la plaza de los estrenos de cine) y mientras escucha los gritos de la gente porque llega Nicole Kidman a presentar la película ésa para críos que los católicos de EEUU denuncian como pro-atea (igual voy a tener que ir a verla), se da cuenta de que ni cuentacuentos ni ná. Que te has metido en la charla de un agüelete de 80 años que solía ser actor y ahora se dedica a rastrear en los archivos sobre obras de principios de siglos y sus estrenos. Y oye, eso está muy bien, pero para él y sus nietos, en su casa. Que cogió tres críticas de periódicos de la época, cuatro diapositivas y unos cuantos ataques de tos y se montó una charla tan ricamente. Eso sí, había café gratis. Y zumo. Y sobre todo, la fauna entre el público no tenía desperdicio: amiguetes del agüelo, modernos trasnochados siguiendo a ciegas las indicaciones de la revista de marras, borderlines que la gozaron en el turno de preguntas, amas de casa sin otros quehaceres, gente que yo creo que directamente va a estos sitios a dormir caliente -si no no se explica su capacidad- y el rey de la fiesta (que espero fuera el crítico de la Time Out que viniese a comprobar el espectáculo recomendado y se jodiera, como todos): un tío alto, con pantalón de polipiel gris claro, botas alta de pieles por dentro, de estas que se vuelven y sale el pelo para fuera, cazadora bomber con estampado militar y más pieles, camiseta rosa bien ajustadica, recauchutando los michelines de hombre de cuarenta sin especiales dones físicos y sudadera de capucha en cuyas mangas podía leerse: Rockstar. Desde luego, para mí lo era.
Total, que la experiencia valió la pena: no me había reído tanto desde que los amiguetes que venían conmigo (no daré aquí sus nombres por respeto a su privacidad e intimidad) dijeron en serio que les había gustado. Menos mal que estaba también el doctor Martín, que con su sabiduría apoyó mis impresiones.... En fin.
De todas formas, hay más cosas por hacer de gratis, y si no que se lo digan a los de esta página http://www.londonisfree.com/.
En fin amiguitos y amiguitas. Si todavía estáis ahí, mis más sinceras felicitaciones.
Como hablaba ayer con mi madre (mujer sabia donde las haya), si escribo un par de entradas más como esta y consigo que las leáis, me llama la RAE o el Ministerio o alguien seguro, para felicitarme por subir el nivel de lectura en España, porque menudos rollos me suelto.
Lo siento y gracias. Me gusta escribir o contar o hablar o las tres. Lástima que haga las tres cosas de la misma manera... A cuidarse mucho.

martes, 27 de noviembre de 2007

De incendios externos e internos


Por fin, una foto de aquel incendio de hace poco más de una semana aquí en Londón, parecía que se acababa el mundo. ¿Ataque terrorista? ¿Tormenta del desierto? nooo, incendio en un almacén, por la zona de las infraestructuras de los Juegos Olímpicos de 2012, que no está demasiado lejos de mi casa. Y aunque no fue nada, uno se encuentra sin querer siendo testigo de algo que podría ser importante y no sabe muy bien qué hacer o qué pensar.Y nadie sabe nada. Aunque mi teoría de que la gente estaba muy tranquila y que si no los ánimos habrían estado más crispados resultó correcta.
Incendio accidental... uhhhhmmmmm, no sé yo.... En el lugar de los JJOO... Casualidad????? no lo creeeooooo. Vale, creo que he visto demasiadas pelis de Michael Moore...
Lo raro, de hecho, es que la gente estuviera tan tranquila, porque con la paranoia que tienen en esta ciudad/país con la seguridad... Cámaras por todas las partes, servicio de polícias voluntarios (sí amigo, para qué tomarte una cervecilla al salir del curro cuando puedes estar apatrullando londón bajo la lluvia armado de un walky-talky??), anuncios por todas partes pidiéndote que estés alerta ante cualquier cosa extraña y que a la mínima sospecha llames a la police (eso en mi pueblo tiene varios nombres y ninguno bonito) -y luego claro, que necesitan refuerzos de voluntarios, si sólo para coger el teléfono ya no darán abasto... En fin.
De hecho en mi primera visita a Londres en noviembre de 2004 (uyyy, parece que he venido cientos de veces), sí, en 2004, antes del atentado del metro, las cosas ya pintaban así. Sería la una de la mañana, algo parecido porque el metro acaba sobre las 12 y pico, y me echaron de la estación de Liverpool Street, no sé. En la plaza peatonal de la entrada, esperanso a Víctor (el sr. artista), amigo y anfitrión, rodeada de vagabundos y borrachines de distinto pelaje, un cartel gigante me dio la bienvenida: "Putocientas mujeres son violadas cada mes en Londres por subir a taxis ilegales. Compruebe siempre la licencia.... etc. etc." Qué alegría, qué alborozo (parafraseando a la albica y a los de la tómbola de fiestas), y yo aquí. Por Dios, que había estado en El Cairo (ufff, -leer con voz de pija gangosa-- uffff, soy tan internacional que me canso a veces de recordarlo...) y nos habían dicho que yendo solas chicas por la calle por el centro no corráimos el más mínimo peligro.
Y es como si estuvieran muy estresaos con ese tema. Si hasta en los anuncios de la tele cuando anuncian productos de limpieza para la cocina previenen contra las bacterias como si fueran una invasión de extraterrestres hostiles... En fin. Estoy por pedir a la central esa de seguridad y espionaje que tiene un pedazo de edificio al lado del río que me pase todas las imágenes que me han tomado desde que estoy aquí y me hago un book.
y yo hoy ni siquiera quería quejarme, si estoy muy contentica y muy a gusto y me va a dar pena irme pero es que..., ¿qué se puede esperar de un país que no tiene término para "sobremesa" ?
*(comentario extensible para Francia también, a no ser que alguien me corrija, en los dos casos, tras lo que debería arrepentirme públicamente).
No es por ser chovinista, que desde luego España no es ningún ejemplo a seguir, y mucho menos últimamente (con el cachondeo de manifestaciones e incidentes políticos) pero desde luego, se puede vivir mejor. Porque donde esté una buena sobremesa...
De todas formas yo no quería hablar de cafeses ni de bayles (y su ausencia) ni de incendios ni de seguridad. Sólo quería comentaros que sigo bien, que sigo viva, que soy una vaga que no actualiza nunca el blocccsss y luego se empacha de escribir y que me perdonéis. Para compensar os pongo el link con una exposición sobre el sexo en el arte en la que estuve hace unos días, exposición así un poco guarreta (como diría el Tim Burton chanante, hay que saber combinar lo que es ser un guarrete con ser especial...) que daba mucho juego, y aquí me copiaré de mi webmaster "er migue" para decir que allí había un poco de todo: esculturas griegas, relieves romanos, cuadros renancentistas, ilustraciones japonesas con miembros descomunales y mucho pelo por todas partes (qué tendría que decir Freud de esto...??!), obras de Picasso, de Duchamp, de Warhol, fotomontajes, diapositivas, una tía sentada leyendo con las piernas cruzadas y desnuda, tíos también despelotaos tiraos por el suelo... y todo con el sexo como hilo conductor, es decir, el erotismo o mejor el follisqueo que diría el doctor Martín (no el de Médico de Familia, sino el de Miguel Esteban, provincia de Toledo, y sí, existe un pueblo con un nombre tan ridículo, no es inventado).
Total que yo no sé cómo la cosa no acabó en orgía pública, porque la cosa era incitante, cuando no incitadora. Supongo que porque después de los primeros impulsos fisiólogicos inevitables (incluso había un espacio sólo con sonido -susurros, murmullos, suspiros, palabras entrecortadas, jadeos,) a todo se acostumbra uno y casi saturaba. Y supongo que también porque al menos a mí la imagen que me quedó fue la del triunfo del amor, no sé porqué. Supongo que porque una de las proyecciones era de parejas con sida en su intimidad, en sus casas, con sus hijos, y emanaba una ternura... Serán los hormonas, será que soy una sentimental, será el poder de una canción... (parezco Amaral, pero es que es cierto, es que había una canción de Bjiork de fondo que ponía los pelos de punta) pero ésa fue la impresión final. Y eso que como tarjeta de visita tenían condones personalizados de la expo..
Venga vale ya. Que londón está bien para un rato y no quiero marearos más.